Claves para reducir la brecha entre universidad y empresas

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No son pocos los que señalan que las universidades y el sector privado parecen no avanzar en el mismo sentido. Este contrapunto se ve reflejado por un lado en los reclamos de las empresas, que piden a las universidades una mayor actualización de los cuadros universitarios para dinamizar el perfil de los graduados; y por el otro en las universidades que señalan que no es sencillo definir un perfil del profesional con los continuos cambios que se dan en la coyuntura.

La universidad constituye una de las pocas instituciones de raíz medieval que sobrevivió hasta nuestros días con una estructura de cuerpos, estratos y escalafón anteriores a la Revolución Francesa. Su propósito principal fue y continúa siendo servir a la sociedad y ser líder a nivel intelectual y profesional a través de la producción y la transmisión del conocimiento.

Desde la vereda de enfrente, las empresas reclaman mayor celeridad en la adecuación del perfil de los graduados ya que el funcionamiento de la sociedad en el aspecto económico se modifica con la velocidad del mercado, que no puede esperar a que la docencia llegue a la frontera del conocimiento.

¿Cuál es la salida entonces? Las facultades entendieron que el camino es el contacto directo y permanente con el sector privado, una suerte de retroalimentación en donde el alumno se roza con las necesidades del mercado antes de tener el diploma en la mano. Convenios de cooperación mutua, vínculos tecnológicos, estudios de caso, desayunos de trabajo y una tendencia a modificar los contenidos y la currícula cada vez con mayor rapidez y poniendo el foco en la funcionalidad son algunas de las estrategias que manejan las casas de estudio. Sin embargo, el debate en torno a la relación universidad- empresa sigue vigente.

La coyuntura cuenta
Si bien reconocen que hay cuestiones por mejorar tanto las universidades públicas como privadas aseguran que no todo es teoría en la formación de grado. “Creo que por desconocimiento las empresas se cierran en destacar el bagaje teórico que ofrece la universidad y critican la escasa formación practica. Sin embargo, se trabajan las habilidades directivas, ejecutivas y se plantea la resolución de problemas actuales”, disparó Alcira Attala, decana de la Universidad Austral Rosario.

En línea con esto Arturo Rabin, director de Vinculación Tecnológica de la Universidad Nacional de Rosario, señaló que muchas veces se le pide a la universidad una regularidad que no existe en el sector privado. “En Rosario la construcción estuvo parada durante años, entonces cuando se produjo el boom faltaron ingenieros calificados. Las empresas se quejan de que falta mano de obra que se adapte a sus necesidades pero también hay gente calificada que sufre porque falta empleo. Se le pide a la universidad una regularidad que no tiene la economía. El perfil de los graduados está acorde a las empresas de este país”, aclaró.

Más allá de esto desde las universidades reconocen que es sólo a través de la cooperación que el conocimiento desarrollado dentro de las universidades puede llegar al mercado, ya que son las empresas las que dan espacio económico a la innovación.

Punto de contacto
Con la mira puesta en dinamizar el perfil de los graduados la UNR cuenta desde el año 2000 con una oficina de Vinculación Tecnológica. Sólo el año pasado se concretaron alrededor de 400 actividades de vinculación con empresas.

“En el 85% de los casos se trató de actividades repetitivas como ensayos de resistencia, calibraciones de instrumentos o análisis de materiales, en las que además de costear el desarrollo, la firma o bien cede parte de las regalías que el descubrimiento genere a la universidad, o bien incluye la ganancia de la casa de estudio en el presupuesto pautado”, explicaron desde la UNR.

Las facultades más habituadas a este tipo de prácticas, como las de Ciencias exactas, Ciencias Agrarias y Ciencias Bioquímicas y Farmacia, generan, gracias a la vinculación tecnológica, ganancias que son reinvertidas en la facultad. De esta manera la vinculación aporta una fuente de conocimientos nuevos y también de ingresos que le permiten cubrir ciertas necesidades técnicas y mantenerse a tono con el mercado y con los cambios tecnológicos. Y de muestra basta con un botón.

La fundación Ciencias Agrarias un claro ejemplo de integración de un grupo de empresas, empresarios y profesionales con la Facultad de Ciencias Agrarias, la que como Unidad de Vinculación Tecnológica contribuye en los aspectos académico, científico y tecnológico.

“El vínculo es una forma de dar respuesta a demandas tecnológicas de punta específicas de las empresas o instituciones del medio”, contó Hugo Permingeat, científico de la UNR y coordinador de varias investigaciones de la Facultad de Ciencias Agrarias. El investigador finalizó este año el proyecto bautizado “Trigo transgénico resistente al estrés abiótico” que fue desarrollado por la casa de estudios junto a Bioceres y administrado por la Fundación Ciencias Agrarias.

Permingeat estudió en un cultivo comercial como el trigo y en condiciones de laboratorio, el funcionamiento de un gen de girasol que confiere tolerancia a sequía. “El proyecto tuvo una duración de 30 meses y una vez logrados los objetivos, el germoplasma se transfirió a la empresa para que continúe con los estudios del mismo en condiciones de campo, y vea si, finalmente, puede ser útil en los cultivos comerciales”, expresó.

En línea directa
Estos acuerdos de vinculación son seguidos de cerca por las autoridades universitarias y no son exclusivos de la UNR. Hay otras universidades que van un paso más allá en el vínculo con el sector privado. Por caso, la Facultad Regional Rosario de la Universidad Tecnológica Nacional incorporó hace cinco años el “Sistema de mejoras” un método de reevaluación continua donde dos pares externos enviados por la Comisión Nacional de evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau), se encargan de hacer una revisión de las actividades de extensión y la inserción laboral de los alumnos.

Con las conclusiones bajo el brazo, la UTN elabora planes de mejora que, dentro del eje que tiene que ver con el mercado, van desde el cambio del contenido de las materias hasta la ampliación de convenios con privados. En total, la universidad tienen vigentes 400 alianzas con empresas, una de ellas firmada con IBM Argentina como parte de la red de acuerdos de cooperación tecnológica que la compañía tiene con 25 facultades de ingeniería del país.

Una de las ventajas de ser parte del acuerdo, que también tienen con Microsoft, es el programa de Calificación Académica. Las empresas de software proporcionan las versiones completas de sus últimos productos (que serían imposibles de pagar de otra manera) a los laboratorios universitarios, y luego esos alumnos que se capacitaron en tecnología específica reciben la certificación oficial de la empresa.

Además, los perfiles de los estudiantes son publicados en una bolsa de trabajo inteligente online administrada por IBM, y las certificaciones van siendo cargadas a su curriculum. En esa web hacen su búsqueda de personal las unidades de negocios de la multinacional, los asociados y los clientes. “Dictamos cursos adaptados a la necesidad de la empresa sobre determinados paquetes informáticos específicos, en general recién salidos al mercado. La compañía es la que selecciona a los estudiantes que participarán, el listado de temas la que entregará la certificación”, señaló Rubén Ceccarelli, decano de la UTN.

Según los registros de IBM en el país hay 23.500 estudiantes utilizando herramientas de la empresa, de los cuales 5.600 son de Rosario. “Tanto nuestra firma como sus clientes precisan profesionales que sepan cómo manejar sus productos. No nos sirve de nada desarrollar software si no tenemos quien los sepa utilizar después”, explicó Andrés Giuli, director de Iniciativa Académica de IBM.

La Austral se nota
Los proyectos comunes de investigación también se multiplican en las diferentes universidades del país. Por ejemplo, en la Universidad Austral Rosario tienen un vínculo muy aceitado con el sector privado para estar al tanto del tipo de profesional que demandan las empresas.

Tan es así que replicaron en Argentina la investigación internacional Large Commercial Producer que determina qué clase de servicios financieros, sanitarios o tecnológicos necesitan los pequeños productores agropecuarios.

Además, la Austral de Buenos Aires tiene un convenio especial con Volkswagen mediante el cual los alumnos llevan a cabo los estudios de precisión de las piezas de la firma en el laboratorio de mecatrónica que funciona en la localidad de Pilar. Pero no son las únicas acciones que las universidades ponen en práctica a fin de interiorizarse sobre las necesidades específicas del sector privado. Prueba de esto son los desayunos de trabajo y los métodos de caso.

En el primer caso, se trata de reuniones en las que la universidad convoca a sus graduados que actualmente trabajan en diferentes empresas y de esta manera se genera el intercambio: “Una vez por semestre tenemos un ida y vuelta donde ellos nos transmiten las necesidades de las empresas y cada director de carrera evalúa los puntos tratados”, explicó Ceccarelli.

Para los métodos de caso se llama a empresarios o gerentes y encargados de área de una compañía lo que permite a los alumnos establecer un mayor acercamiento con el mundo de las empresas. “A través de este contacto se alcanza una alta participación del alumno en las charlas de caso”, comentó la decana de la Universidad Austral a propósito del método que recicla la vieja máxima “enseñar con el ejemplo”.

Tocar o no tocar el plan de estudio
Las alternativas enumeradas son útiles a los fines de dinamizar el perfil de graduado pero, ¿deben tener su correlato en la currícula de las facultades? En este punto también aparecen diferencias entre las distintas universidades.

Desde la UNR señalan que las currículas se van modificando natural y gradualmente y luego de una autoevaluación de muchas partes de la facultad y la universidad: “Nunca una empresa puede sugerir un cambio de currícula”, aclaró Rabin al tiempo que indicó que una modificación en el programa no es en absoluto una actividad usual.

En tanto, si bien desde la UTN y la Universidad Austral también puntualizaron sus resguardos, son más permeables a la hora de introducir modificaciones en los programas. Sin ir más lejos, el año pasado la UTN cambió el plan de estudio de Ingeniería en Sistema y agregó una serie de materias optativas que abordan los nuevos lenguajes de programación, nuevos sistemas operativos, y sobre todo la seguridad informática en internet, uno de los aspectos más demandados por el mercado.

En la Austral de Rosario, el plan de estudio tiene un temario básico inamovible, pero existe un espacio conocido como “libertad de cátedra”, que le permite al docente actualizar los contenidos de la materia año tras año. Por caso, en el último cambio de currícula del área de económicas se agregaron materias más funcionales como Emprendedorismo y Agronegocios.

Fuente | Punto Biz