Foto: Willy Donzelli
Fue la fiesta de Elías y Cristina. Y hasta se pasaron la noche recorriendo de la mano el salón saludando con besos y posando para la foto en cada mesa del salón de eventos, cuál fiesta de casamiento.
Ese fue el clima de celebración que se vivió anoche en la fiesta por el 75 aniversario de la Asociación Empresaria de Rosario (AER) que se realizó en el City Center ante cerca de 1.300 invitados repartidos en más de 400 mesas y con la presencia estelar de la presidenta Cristina Fernández.
Con Elías Soso, el histórico presidente de la entidad y el más aplaudido de la noche, a la cabeza, la AER le imprimió un clima de festejo a la noche. Y pese al protocolo que reina en los actos que está Cristina y la presencia de altos funcionarios nacionales y provinciales, el discurso coloquial y desacartonado de Soso contribuyó a crear un ambiente de reunión de amigos más que de un pomposo acto gremial empresario.
“Ustedes me conocen. Di cientos de discursos, pero ahora les juro que me tiemblan las piernas”, dijo en el estrado y varias veces estuvo por quebrarse durante su emotivo discurso, en el que fue interrumpido varias veces por aplausos, y en el que agradeció a Cristina “porque es la primera vez que nos visita a esta entidad pyme un presidente”.
Soso no puso sobre la mesa la agenda de reclamos sectoriales y, en cambio, aprovechó para hablar de los orígenes, la historia y los valores esenciales de la entidad. Y si bien reconoció que “hay muchas cosas que faltan por hacer”, hizo una cerrada defensa del modelo económico actual “por poner a la industria nacional y al mercado interno como puntal del desarrollo”, y avalando varias veces “las medidas proteccionistas del gobierno nacional”.
La presidenta aprovechó el poco usual ambiente de apoyo empresario para responder con un guiño a las pymes y a la industria nacional. Y a diferencia de lo que ocurrió en la Bolsa de Comercio, donde estuvo el mes pasado, no sólo no hubo pase de facturas al sector mercantil (al campo le reprochó la muy alta evasión fiscal) sino que además trajo anuncios.
En efecto, además de recomendarle a los empresarios que “inviertan y proyecten con tranquilidad porque este modelo llegó para quedarse por mucho tiempo”, prometio seguir con medidas que refuercen el mercado interno y puso como ejemplo el reciente proyecto de ley para los feriados puentes que apunta a impulsar el negocio del turismo interno.
Y además, anunció que Santa Fe es la primera provincia beneficiada por los “Créditos del Bicentenario”, una línea muy blanda de financiación para inversiones productivas.
Fue así que las dos primeras empresas del país que recibieron los “certificados de eleguibilidad para el financiamiento productivo” son las santafesinas: Garro Fabril y Basso. “Una del sur y otra del norte para que no se pelen los santafesino”, dijo la presidenta al entregar los certificados en mano a los titulares de ambas compañías.
Basso, de Rafaela, utilizará $14 M a 5 años a una tasa del 9.9% para actualización tecnológica que le permita competir con sus válvulas en mercados mundiales bien de nicho. En tanto, la venadense Garro Fabril usará el crédito blando para aumentar en un 50% su producción, sumar 25 empleos y mudarse al parque industrial La Victoria.
Y si bien en la Bolsa Cristina también estuvo muy a gusto y se quedó rato largo en el coctail, en este caso, y con un escenario más amigable, no sólo se quedó a comer sino que además, literalmente de la mano de Soso, rompió todo el protocolo, al recorrer, cual fiesta de casamiento, las mesas posando con los invitados, que se agolparon para sacarse fotos, saludar a la presidenta, un cara a cara que puso los nervios de punta a toda la seguridad presidencial. Cristina se pasó buen rato saludando y prácticamente pasó por todas las más de 400 mesas de empresarios en la que recibió sólo muestras de apoyo y después partió.
Un mensaje hacia adentro
Más allá de la cerrada defensa del modelo que hizo Cristina y del apoyo que le dio la Asociación Empresaria, la celebración de ayer también tuvo un claro mensaje hacia adentro del tejido empresarial local.
En efecto, que Soso fuera el centro de la atención y que haya sido tan amplia la convocatoria de empresarios y funcionarios no fueron casuales. Se trató de un claro reconocimiento a la representatividad y legitimidad que tiene la entidad entre las pymes industriales y comerciales. Además, fue una fuerte muestra del poder de fuego y de la rica vida institucional interna y vigencia que tiene la entidad que ayer festejó su 75° aniversario.
Los agradecimientos que se sucedieron en boca de todos, desde el gobernador Hermes Binner al intendente Miguel Lifschtiz pasando por el resto de los funcionarios que asistieron (que fueron muchos) y los empresarios de otros sectores que participaron, coincidieron en reconocer en Soso el férreo compromiso social de la Asociación Empresaria con la ciudad, su permanente acompañamiento y esfuerzo al crecimiento de la región y su legitimidad con vocera de empresarios.
“Nunca tuvimos una elección interna”, resaltó Soso cuando hizo subir a toda la comisión directiva de la entidad al estrado para sacarse una foto conjunta y mostrar que no está solo, que la entidad, además de tener un pasado, tiene mucha vida institucional presente y que hay gran cantidad de empresarios trabajando diariamente.Fue la noche de Soso. Fue la noche del reconocimiento social al un modelo de dirigente empresario.
“Todos kircheristas”
Con respecto al discurso de Soso, aclaró que no se quería extenderlo en “aunque tengo ganas, porque ¿cuántas veces uno puede hablar adelante de una presidenta?”, se preguntó y avanzó con su pensamiento.
“Ahora somos casi todos desarrollistas, porque hay un gobierno que protege a la industria para que haya más puestos de trabajo y más mercado interno”.
Asimismo, criticó a “ese modelo de país agroexportador que nos quisieron imponer” y reclamó profundizar más este modelo para “avanzar en la cadena agroindustrial y no regalar la grandeza del país”.
“Cincuenta años nos hicieron la croqueta con que el mercado lo arreglaba todo, y así quedamos”, fue otra de las frases que dejó Soso y le pidió a la presidenta seguir “protegiendo la industria nacional”.
“Después nos van a decir que somos kirchneristas”, se atajó, pero mirando a Cristina le dijo: “Señora presidenta, todas las consultoras nos dicen que los números de la economía cada vez están mejor y esa es la verdad objetiva, la realidad de los números no se puede discutir”, y los aplausos volvieron a atronar en el salón.
En el cierre de sus palabras, Soso recordó a su padre árabe que lo levantaba todas las mañanas con palabras en ese idioma y explicó que lo que quería decirle era que él lo ayudaba a levantarse, pero que ese niño también tenía que poner su parte.
“Levantémonos juntos argentinos para que Dios nos ayude”, cerró su discurso ese guerrero de mil batallas que ingresó a los 25 años a la Asociación Empresaria y hoy sigue luchando.
Con los aplausos de fondo no se olvidó de agradecerles, no a sus pares empresarios, sino “a los obreros y a los sindicatos de nuestra ciudad con los que salimos juntos a luchar por el país”.
Fuente | Punto Biz