Al pie del cerro Pirque, en la paradisíaca localidad de El Hoyo, Alan y Paty Huisman cosechan fruta fina y elaboran dulces que meses después serán saboreados por paladares europeos.
En la fértil tierra del valle inferior del río Chubut, Gabriel Ruiz y una treintena de productores agrícolas -en especial, pequeños emprendedores-, se ocupan de que crezcan vigorosas las cerezas que más tarde adornarán la mesa navideña de hogares norteamericanos.
En Lago Puelo, los arbustos de rosa mosqueta que cubren kilómetros de territorio en los valles cercanos a la cordillera son la materia prima para el aceite y la cascarilla que elabora Rosa Patagónica, que luego llegarán al consumidor final en supermercados de productos naturales de Andorra.
Aunque los productos gourmet y la venta de cerezas están lejos de mover la aguja del amperímetro de las exportaciones chubutenses, la ebullición que por estas pampas tiene el reverdecer y el surgimiento de emprendimientos productivos llaman la atención.
Basta con zambullirse en el interior de esta provincia para descubrir que, más allá del explosivo crecimiento económico generado por el petróleo y sus industrias conexas, la diversificación económica es posible. Regiones enteras viven al son de las pymes, que son fuertes generadoras de trabajo.
Criaderos de truchas; elaboración de dulces orgánicos; producción de torta galesa, cosecha de fruta fresca, miel, mariscos en escabeche son algunos de los emprendimientos que se multiplican. Algunos nacieron al calor de la devaluación. Otros vieron en ese punto de inflexión el momento oportuno para internacionalizar sus productos. Chubut es la cuarta provincia exportadora de la Argentina. En 2007, las ventas al mundo sumaron US$ 2030 millones. El 65% corresponde a hidrocarburos; el 30, a aluminio y lana. El 5% restante es la porción de la torta que lleva el rótulo “derivados de agroalimentos” en que se incluyen los productos gourmet, dijo el ministro de Comercio Exterior, Turismo e Inversiones, Augusto Cervo.
Fuente | La Nación